Una sonrisa sincera y liberada de tanto dolor recorre su cara dejándonos entre ver unos grandes hoyuelos en sus mejillas que acentúan unos grandes pómulos. Solamente de verlo sonreír, después de tanto sufrimiento me genera una alegría inmensa. Porque entrego su cuerpo y alma cada vez que lucho por nuestros colores, su barba de pocos días nos muestra lo poco que le importaba su aspecto al momento de alcanzar la gloria.
El olfato goleador
lo tiene y se nota, su nariz parece una típica argentina pero es diferente y reconocible
en cualquier parte del mundo, ancha y con orificios nasales grandes.
Su pelo es algo que nos hace sentir como si fuese uno de los pibes del barrio, sin nada extraño, con un corte simple y mojado que brilla como la copa que abraza con tanta delicadeza, no la quiere soltar.
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